miércoles, 17 de diciembre de 2008

SE ME OLVIDÓ

Tu maleficio me pretende, tus ironías me hacen mal,
tu pasaporte se me vence y tu cintura se escondió en el mar.
Me he acostumbrado a obedecerte y me prohibiste reclamar,
cuidaste que no me revele y controlaste hasta mi libertad.
Rompí mi amor sin consultarte, levante el ancla en altamar;
me vinieron unas ganas de ignorarte,
me dio amnesia y no te quiero recordar.

Se me olvido, cual es tu nombre y cuantas veces me adoraste,
se me olvido en un dos por tres, se me olvido la garantía
para poder reclamarte... tu boca ya se me seco,
se me olvido la melodía que mi corazón cantaba,
se me hizo agua la razón,
se me olvido sumar las veces que deje la luz prendida...
restar tu vida con la mía... se me olvido...

La diferencia la marcaste cuando decides opinar
de que manera es que te gusta seducirme ,
hasta verme llorar; rompí mi amor sin consultarte,
una lágrima se rebalsó por el borde de tus ojos,
me vengaste... felizmente la verdad me conquisto.

PARTE DE ESTE JUEGO

No se si está fallando algo, tú y yo ya no es lo mismo
y quiero saber qué nos sucede,
si es que como antes tú a mí me quieres.
Tengo en mi cabeza dudas, frases, que me digiste a oscuras,
ojos azul marino que por las noches me dieron frío.

No te escondas, quiero verte bien la cara,
no te vayas que to iré detrás de ti,
ya no importa si me dices que no me amas,
solamente quiero reclamarte todo lo que hice por ti.

Que te vaya bien sin mí, si te veo no te conocí;
no es tan fácil pero es parte de este juego...
el teléfono nunca más sonó,
ella por mi calle nunca más pasó,
no es tan fácil pero es parte de este juego.

Quédate con mi cariño, tenlo
y ponlo donde tu quieras,
sólo me arde en mi cabeza
tus pensamientos que se me queman.

No te escondas, quiero verte bien la cara,
no te vayas que to iré detrás de ti,
ya no importa si me dices que no me amas,
solamente quiero reclamarte todo lo que hice por ti.

SE QUE PIENSAS EN MI

Esta letra va para ti, sí, para ti....
Sé que te quiero, sé cuando tienes miedo,sé cuando el llanto,
te inundará el encanto, sé cuando me hablas,
cuando no quieres descifrar tu pensamiento,
el que te obliga a no quererme amar.
Sé cuando estás con él, cuando te tardas en volver.
Sé que me ves pasar por tu ventana y recordar:
qué es de tu vida, yo aquí sigo igual...
tratando de olvidar.
Conozco tus posturas en ocasiones oportunas,
y cuando le haces el amor volteas mi foto de tu velador.
Sé que piensas en mi, cuando tu pecho se envenena en mí...
Te pertenezco hasta la muerte aquí.
Tengo esta pena que me quema,
y a dónde vayas, sé que pensarás en mí.

HASTA QUE VUELVAS CONMIGO

Ahí les va unas letras de canciones que me traen muchos recuerdos... la letra es bastante sugerente... ¿verdad? Esa persona sabe a qué me refiero...

Por qué andas creyendo en otros, esos que no quieren verme a tu lado,
y sin razón de ser.
Que andan diciendo mentiras, para poder separarnos,
y arruinar este querer.

Por qué andas creyendo en otros, y perdiendo tu confianza,
ésa que recuperé una vez.
Mis errores fueron pocos, tus perdones fueron muchos.
Nunca quise serte infiel.
Hasta que vuelvas conmigo, no daré la media vuelta.
Hasta que tú te des cuenta que la vida doy contigo,
que también te equivocaste, el culpable es el cariño.

Hasta que vuelvas conmigo, no daré la media vuelta. H
asta que tú te des cuenta que éste corazón herido no querrá sentir las horas, c
uando sepa que te has ido. Por qué andas creyendo en otros,
es que a caso mis palabras son amargas en tu boca y en tu piel.
Ponle crédito a la angustia, ponle peso a la balanza.
Muéstrame lo que es la fé.

Hasta que vuelvas conmigo, no daré la media vuelta.
Hasta que tú te des cuenta que la vida doy contigo,
que también te equivocaste, el culpable es el cariño.
Hasta que vuelvas conmigo, no daré la media vuelta.
Hasta que tú te des cuenta que éste corazón herido
no querrá sentir las horas, cuando sepa que te has ido.
Hasta que vuelvas conmigo, no me daré por vencido.
Hasta que vuelvas conmigo, yo no descansaré,
aquí esperando siempre estaré.
Hasta que vuelvas conmigo, no me daré por vencido.

Y no te dejaré, no te dejaré. Yo no me daré por vencido, mujer,
hasta que vuelvas conmigo, aqui estare.
Hasta que vuelvas conmigo, no me daré por vencido.
Desde el día en que te vi caminando por la plaza,
y me diste esa mirada, no sabía lo que pasaba,
hasta el cuerpo me temblaba.

Me dejaste sin palabras, me dijiste que en mí estaba
ése amor que tú soñabas. Aquel día te entreguó todo de mí,
y mira cómo me pagas.

Pero, dime mamacita, pero, dime mamacita,
pero, dime mamacita, cuándo volverás volverás, volverás, volverás.

jueves, 11 de diciembre de 2008

¡LOGRANDO UNA SONRISA!

A todos los que estan en el Colectivo Universitario, los preparativos de la Chocolatada de los Niños del CEM està yendo viento en popa. Nuestro grupo ha optado por un nombre: Logrando una Sonrisa que en sus iniciales sería "LUS"; y nuestro Programa para la chocolatada lleva por nombre ¡LUS de Vida y Esperanza!. Sí, "LUS" con "s" porque viene de "Logrando Una Sonrisa". Sonó bastante chévere y preciso para la ocasión cuando se propuso, pues desglosando las iniciales "LUS", odtendremos el nombre "Logrando Una Sonrisa de Vida y Esperanza". Ojalá también les guste el nombre de nuestro grupo tanto como a mí.

Disculpen por no habernos comunicado antes, pero la gestión y coordinación de la chocolatada me tiene acupado, mas vale la pena todo aquello para que nuestros niños pases una buena fiesta navideña, y de esa manera nosotros podremos consolidarnos como grupo para que año a año realicemos este tipo de eventos en pro de los que no cuentan con recursos para una buena navidad. Sé que voy a contar con todos ustedes para el día en que se realice la chocolatada con los niños del CEM. Es cierto que hemos estado distantes geográfica y telefónicamente, pero traten de mantenerse alerta a cualquier suceso inesperado que pueda interrumpir esta proyección social, que dicho sea de paso, sin la ayuda (muy grande y desinteresada ayuda para ser exacto) de la Señora Betty Zúñiga, no se estaría logrando este evento para los niños. Cuídense y espero verlos a TODOS el día 22 para la Chocolatada.

PD1: Está de más decirles que es obvio que tb necesitaré su ayuda por lo menos desde el 18 o 19 hasta el 22 de este mes para ordenar y empadronar a todos nuestros niños.
PD2: Se me olvidaba algo: ¿Quién se va a vestir de Papá Noel? También se van a necesitar algunas dalinas! Creo que Roxana y Janina estarían perfectas para ese puesto : P

viernes, 21 de noviembre de 2008

Tu Buca

Mágicos son los besos que recibo de tu boca,
por ellos pierdo el control de mi ser
y entro en infames ganas de beber
infinitamente de ellos
para volver eternos los instantes de tu amor.

Instantes que se vuelven toda una vida.
Instantes que acaban con el mundo en rededor.
Instantes en los que desearía descargar mi espíritu,
haciendo de mi alma tu ángel guardián.

Envío a ti mi mirar cual vista al hermoso cielo,
perdiendo conciencia toda de mi cuerpo,
y no importándome nada, me gustaría así vivir
esclavizado a tu belleza de ensueño

Haces llegar a mí tu presencia mientras duermo.
Pero despierto y no te veo a mi lado;
mas tu aroma endulza todo el aire que respiro,
deseándote con mayor frenesí que antes.

Desesperado intento volver a tenerte en sueños,
mas, siendo conciente de mi suerte
te veo como un Ada de Luz
que se aleja, invitándome a perderme en ti...
Y, así, dándome cuenta que no estoy dormido,
logro darte un beso,
desencadenando mis ansias puras de amarte
para siempre, HASTA EL FIN...

sábado, 8 de noviembre de 2008

¡Lejos te veré!

Un momento de lucidez… el resto de una vida sin entendimiento. Un instante de se vivió con gran sabiduría para luego caer en el abismo del olvido, perdiéndome en los confines del tiempo y del pensamiento.

¿Qué más da esto? Nada. Todo!!! Sí, todo! ¿Tengo todo? No… No lo sé. Ahora flota tranquilo en mi corazón. Tuve amor, tuve comprensión, compañía… Y con la misma velocidad con que se hacen sonar los dedos de un chasquido, todo perdió consistencia, se esfumó y quedé yo. Lo que perdí era la mejor parte de mí… Pero ahora ya no soy nada.

Fue un duro despertar. ¿Acaso no es mejor vivir despierto que dormir muriendo? Recuerdos bellos, momentos malos, pero todo fue muy apreciado, a pesar de no haberlo parecido.

Noche a noche espero lo ya perdido. Espero que regrese lo que lejos a partido muy buena parte de mí. Aunque no tengo veinticinco horas para esperar, veintidós horas colapsan mi cerebro en mero afán de escuchar aquel golpe seco característico de una muñeca delgada y arrítmica, en la usual entrada de esta cueva.

Veintidós horas espero, y las dos horas restantes rezo para volver a aquel tiempo en que mi vida era vida. Ahora sólo soy una mezcla de huesos y carne andando, mezcla de pensamientos y sensaciones disonantes, mezcla de alma y esencia a punto de desvanecerse… Y aún así, continúo pendiente por ver cumplido aquello que en el silencio me prometió, a pesar de tener el corazón hastiado, y saber que entrando nuevamente en mi vida, perdería la suya.

Es preferible buscar mi muerte por ver cómo renace su vida… Eso sería lo más sensato que puedo brindarle… ¿A quién? Ya no existe ese “quién”. ¡No, ya no existe!... Mantendré alerta mi esencia, pues unidos volveré a tener vida, mas espero no causarle la muerte, tratando de regalarle alegrías.

domingo, 2 de noviembre de 2008

"Sin recuerdos"

¡Dios Santo! Son más de las 3 de la madrugada y aún continúo despierto. Como vuela el tiempo… estuve mirando hace un rato las noticias de las 10 y ahora ya está por amanecer, y yo continúo sin pegar un ojo.

Llevo largas horas sentado al escritorio tratando de escribir algo en estos papeles, que me devuelven una mirada diáfana y triste, asumiendo mi dolor como suyo y mi melancolía como único escape de la soledad.

El tiempo avanza inexorable, sin prisa pero sin plazos; y yo continúo aquí, en la sala de mi casa, observando el reloj de pared, un reloj alto, bastante viejo, por cierto; de esos que tienen un sonido muy parecido al de las campanas de las iglesias. Aunque de noche se ve más tenebroso que nunca. Con su habitual tic-tac tic-tac paseándose por toda la casa da una extraña sensación, como si algo estuviera a punto de suceder. Papá dice que es un recuerdo de mi abuelo Humberto; pero más parece un portal por donde va a asomarse la cara de algún ente extraño y espantoso para encerrar en él al primer desprevenido que pase cerca, papá.

-No seas tonto, hijo. Nadie va a salir por ahí.
-Tal vez tengas razón, pero… aún así me tengo miedo
-Bueno, entonces lo cambiamos de lugar. Si quieres lo pongo en mi cuarto
-Sí, mejor. Pero dudo que mamá esté de acuerdo. ¿Recuerdas lo que pasó con la lápida de la abuela que llevaste a la casa?
-¿Qué pasó con la lápida?
-¿No recuerdas que empezaron a escucharse pasos en el segundo piso desde que llevaste esa lápida? Debiste bendecirla antes de haberla llevado a la casa, por lo menos. Lo peor de todo era que a mí solamente asustaban, siendo tú quien la había llevado.
-Yo nunca escuché nada. Seguro era imaginación.
-Si, claro.
-De verdad, hijo. Nunca me percaté de que pasaban cosas extrañas en la casa.
-Ese es el detalle. Tú duermes acompañado. En cambio… yo… yo duermo solito.

El campaneo fuerte y acompasado del reloj me saca de mis recuerdos, avisándome que ya estamos pasando las 4 de la madrugada. Es tan tarde que creo que ya es temprano.

Papá siempre guardaba las cosas del abuelo con sumo cuidado: sus herramientas, sus libros, sus fotos… Deberías tener un cuarto sólo para sus cosas, papá.

A veces me pongo a pensar en el día en que ya no tenga a mi papá. Voy a extrañarlos mucho, a los dos. El tiene una apariencia joven; tiene cerca de 60 años pero su rostro muestra unos 30; nunca anda triste, es el bromista de la familia. Lleva un andar acompasado y una barriga bastante graciosa, y casi siempre tiene una sonrisa en el rostro, ¿cierto, papá? Tiene ojos pequeños, muy diferentes a los míos. “Tus ojos chinitos”, como le canta mamá.

Una vez más me pierdo en mis recuerdos por querer escribir alguna buena historia en estos papeles. Me extiendo más de lo debido y rara vez encuentro en este laberinto que tengo por mente algo apropiado para “vomitar” en el papel; eso me recuerda a “escribir con las tripas”, como decía… No, no importa.

A pesar que ya es muy muy… ¿temprano?, aún no tengo sueño y ya ni siquiera recuerdo cómo empecé esta historia. Siento el cuerpo cansado pero no quiero ir a la cama. Será porque tal vez, si voy a mi cuarto, voy a tener que apagar las luces, y eso es precisamente lo que menos me gusta.

Mi cuarto, completamente oscuro, se vuelve en una caja perfectamente cerrada donde no se está permitido ni un rayo de luz... Miro a todos lados tratando de que mis ojos se adapten a la oscuridad, pero se me hace imposible. Veo figuras a donde miro. Todo se mueve, todo cobra vida, todo se acerca y trata de hablarme. La oscuridad y el miedo empiezan a pasarme factura a medida que van pasando las horas.

“Sólo cierra los ojos y duérmete, hijo”, me dice papá. Si tan solo fuera así de fácil, papá; sabes que para dormirme pasa casi una hora para quedarme en el calientito de mi cama. Pero mientras tanto, me he convertido en la versión moderna del Quijote, peleando con sábanas y frazadas como si fueran monstruos encapuchados, y con mi almohada, como si fuera una piedra gigante lanzada por un implacable verdugo que no es otra cosa que ni ropero.

Pero, bueno, papá. Está bien, me dormiré. Hasta más tarde.

lunes, 27 de octubre de 2008

¡Presas de su propio miedo!

“Si me denuncias te va a ir peor. Tengo amigos en la policía y en un par de horas estaré saliendo, y cuando regrese te golpearé con más ganas… Ya verás…”

Ésta es la realidad que viven las mujeres día a día, siendo maltratadas por sus parejas que ven la golpiza propinada a la mujer como un acto de gran osadía, algo casi heroico y engrandecedor, haciéndolo tema de conversación apetecible entre los demás pega-mujeres del barrio y convirtiendo el hogar en el último lugar en donde menos quisieran estar las madres, pues no hay tregua cuando de hacerles daño se trata, y todo vale en esta “lucha de sexos” donde la balanza está inclinada a favor del hombre que cuenta con aliados propicios e idóneos cuando de sobornar y hacer pasar por altos estos actos de injusticia se trata. Así es la vida de la mujer, víctima de la violencia doméstica, acallada por el miedo a perder más que la dignidad en la próxima golpiza del marido.

Pero no es la única manera de agredir a las mujeres, pues estos insuficientes hombres se aprovechan del estado débil y frágil de la mujer para demostrar su hombría abusando sexualmente de ellas no importándoles los daños psicológicos que acarreen; así pues, una ves más, se hacen llamar hombres por dejar a su esposa golpeada, tirada en el piso, con el alma en vilo, temerosa de aquel cariño que le demuestra su pareja en cada arranque de locura y satisfacción propia.

Atreverse a salir del silencio en el que están sumergidas las mujeres que son maltratadas constantemente es muy difícil por causa del miedo, además de vacíos profundos en nuestra legislación. Nuestras autoridades no hacen otra cosa que buscar lugares preferenciales en cargos de poder sin importarles el bienestar de la población, en especial el bienestar de la mujer, que resiste segundo a segundo la incansable golpiza que sus parejas, acostumbrados a tal menester, realizan de manera precisa, certera, llenos de odio y burla, a sabiendas de que una denuncia a las autoridades por tales actos no terminará más que en otra tarde de excursión por los locales policiales en donde tienen las de ganar por el hecho de ser hombres, y la mujer, por ser mujer, pierde todo enfrentamiento y derecho que la deja nuevamente a expensas de aquel tirano cotidiano dispuesto a cobrarse caro tal paseo fuera de su casa.

En el Perú golpear a la conviviente o esposa no es un delito. No tiene castigo punitivo. No esta penado. Es un vació jurídico inmenso. Mientras nuestros legisladores se reparten los sillones del Tribunal Constitucional –y otros escándalos bochornosos– se olvidan del gran problema que representa la violencia familiar.

Carmen, una joven madre de 27 años, ha intentado algunas veces decir algo, pero sabe que solo le espera una golpiza aún más terrible al regresar a casa; esquiva las preguntas y evita en todo momento ser conducida a la comisaría para denunciar al agresor. Una vez lo intentó y sólo recibió reproches de algunos malos elementos policiales como “¿Qué habrás hecho? Seguramente lo merecías”, con una crudeza tan brutal que la desmoralizó aún más. Y en los casos que la autoridad interviene, nuestras leyes liberan al agresor al día siguiente, despertando en él deseos de venganza, haciendo que la paliza sea aún peor. Quizá este sea el motivo por el cual Carmen prefiera callar.

Hoy el tema de la violencia dejó el espacio de lo privado y secreto, y se asoma aún temeroso al espacio de lo público y es actualmente uno de los graves problemas sociales que cruza las diferentes redes primarias y secundarias de la sociedad.

Vivimos en sociedades que manejan diferentes códigos en relación a la violencia; existe una fuerte condena cuando ésta se lleva a cabo en el espacio público, sin embargo se le tolera, avala –y hasta cierto punto se le perdona y olvida– cuando se da en el espacio privado. Una denuncia por una agresión en la vía pública es inmediatamente acogida, la misma denuncia en el hogar es desestimada, subvalorada e incluso se intenta persuadir a la víctima que retire su denuncia.

En Piura está la Comisaría de Mujeres, y ONG’s contra la violencia familiar, que brindan apoyo moral y legal a estas victimas de su propio silencio. De acuerdo a estadísticas recogidas en el Ministerio de La Mujer y Desarrollo Social (MIMDES), los casos de violencia doméstica contra la mujer en el 2002 alcanzaron la cifra de 1129, en el 2003 disminuyeron a 949, en el 2004 nuevamente los casos ascendieron a 1302, en el 2005 descienden a 1261, y sorprendentemente en el 2006 se presentan 931 casos. Es una cifra lo bastante menor en comparación a los años anteriores pero no precisamente significa que la situación esté mejorando pues hay casos en los que las mujeres no denuncian las agresiones por sus temores y vergüenzas, principales obstáculos para una ayuda pronta y eficaz por parte de los instituciones en apoyo de la mujer.

Nuevamente Carmen revive sus peripecias para sobrevivir otro día en su casa, sabiendo que en manos de su pareja cualquier día podría suceder lo peor y no habrá nadie quien pueda defenderla. “Es una pesadilla la que vivo y siento que jamás despertaré de ella, por mis hijos tengo que aguantar…” Carmen lamenta su situación, lamenta con el dolor de quien sufre y está atrapado sin salida. Se siente sola, muy sola… Su autoestima ha sido completamente destruida por tanto daño psicológico y su cuerpo esta muy lastimado por los golpes, gritos, puñetes y patadas. Y lo peor de todo es que sus hijos están creciendo con ese pésimo ejemplo de vida.

En nuestra realidad son 80 mil casos de denuncias por violencia familiar. Es una pesadilla que viven mujeres y niños, en todo el país y de todas las clases sociales. Es una pesadilla de la que se puede despertar, y no una realidad para siempre. Carmen siente que jamás saldrá de la pesadilla que se ha vuelto su realidad, realidad que podría terminar en muerte si no hacemos lo necesario y justo por protegerla…

martes, 14 de octubre de 2008


Y como la buena substancia es mejor que cantidades desbordantes de palabras, aqui les va algunos mensajes que "podría" durarles toda una vida...

"Si tiene una buena excusa, ¡deséchela!" (Emerson)

"Todo es prestado" (El Talmud)

"Perdona siempre a tus enemigos... nada les molesta más" (Oscar Wilde)

"Busquè al Señor, y Él me escuchó, y me libró de todos mis temores..." (Salmos 34:4)

"Quien no está atareado naciendo, se halla atareado muriendo" (Bob Dylan)