Ayer, 22 de Abril, se celebró el Día de la Tierra, y aunque hubo toda una gran antesala para ese día –de dos semanas llenas de propagandas y programas para enfatizar el cuidado de la Tierra–, todo, ahora muestra un aire tranquilo y nuevamente amodorrado. Cada canal de televisión (en especial los canales de cable) dedicaba algunos segundos de programación para exaltar la importancia de mantener sano nuestro planeta. Canales como National Geografic, Animal Planet y Discovery hacen grandes esfuerzos en documentales que concienticen a los televidentes a cuidar nuestro planeta que no durará mucho si se sigue a este ritmo acelerado de destrucción masiva, encausándolo a un inevitable y pronto Juicio Final.
El dióxido de carbono (CO2) que arrojan los vehículos de todo el planeta es uno de los principales agentes contaminantes de la tierra, clasificados como agentes móviles; también están los que se les puede denominar agentes fijos (como fábricas) y no olvidemos los agentes naturales, como los volcanes por ejemplo.
Pero ¿sabían que la ganadería (el ganado usa el 30% de la superficie de la tierra) genera más emisiones de CO2 que la industria del transporte? Así es. A pesar de que a la ganadería se le clasifica como el segundo agente contaminante del planeta después de la industria del transporte, ésta –la ganadería– es mucho más dañina y perniciosa que otros agentes destructores de la tierra.
La carne genera una producción mundial de 225 millones de toneladas por año. Y obviamente también hay que mencionar la producción de lácteos. Ésta arroja 580 millones de toneladas por año. Y se estima que para el año 2050 toda esta producción mundial habrá crecido el doble, es decir que para dicho año se espera una producción mundial de carne de 450 millones de toneladas, y la producción mundial de lácteos se verá incrementada en 1 160 millones de toneladas. Toda esta producción generará proporciones inmensas de emisiones contaminantes
Son cifras realmente desbordantes, y aún así se sigue pensando que el CO2 que arrojan vehículos, fábricas y agentes naturales, son los únicos problemas que afronta el planeta.
El CO2 que emite la ganadería –correspondiente a desechos, heces, y erupciones estomacales– debería llevar a pensar seriamente en la continuidad de la compra y consumo de carne.
Pero aquí viene lo peor. Éste no es el único problema. El Amazonas está desapareciendo de la faz de la tierra. Con la intención de mantener al ganado en lugares grandes, amplios y frescos, el Amazonas está siendo convertido, en un 70%, en una zona arable… lo están convirtiendo en un pradera para que más animal puedan pastar allí, lo que conlleva a la deforestación…
En otras palabras, nosotros mismos estamos matando nuestro planeta. La diferencia es que hace algunas décadas las emisiones de CO2 eran en una porcentajes alto, un porcentaje a tener en cuenta; ahora, estas emisiones, que ya eran peligrosas y de tener en cuenta para la vida del planeta, han aumentado geométricamente su proporción, acelerando en sumo grado el final de nuestra Tierra.
El dióxido de carbono (CO2) que arrojan los vehículos de todo el planeta es uno de los principales agentes contaminantes de la tierra, clasificados como agentes móviles; también están los que se les puede denominar agentes fijos (como fábricas) y no olvidemos los agentes naturales, como los volcanes por ejemplo.
Pero ¿sabían que la ganadería (el ganado usa el 30% de la superficie de la tierra) genera más emisiones de CO2 que la industria del transporte? Así es. A pesar de que a la ganadería se le clasifica como el segundo agente contaminante del planeta después de la industria del transporte, ésta –la ganadería– es mucho más dañina y perniciosa que otros agentes destructores de la tierra.
La carne genera una producción mundial de 225 millones de toneladas por año. Y obviamente también hay que mencionar la producción de lácteos. Ésta arroja 580 millones de toneladas por año. Y se estima que para el año 2050 toda esta producción mundial habrá crecido el doble, es decir que para dicho año se espera una producción mundial de carne de 450 millones de toneladas, y la producción mundial de lácteos se verá incrementada en 1 160 millones de toneladas. Toda esta producción generará proporciones inmensas de emisiones contaminantes
Son cifras realmente desbordantes, y aún así se sigue pensando que el CO2 que arrojan vehículos, fábricas y agentes naturales, son los únicos problemas que afronta el planeta.
El CO2 que emite la ganadería –correspondiente a desechos, heces, y erupciones estomacales– debería llevar a pensar seriamente en la continuidad de la compra y consumo de carne.
Pero aquí viene lo peor. Éste no es el único problema. El Amazonas está desapareciendo de la faz de la tierra. Con la intención de mantener al ganado en lugares grandes, amplios y frescos, el Amazonas está siendo convertido, en un 70%, en una zona arable… lo están convirtiendo en un pradera para que más animal puedan pastar allí, lo que conlleva a la deforestación…
En otras palabras, nosotros mismos estamos matando nuestro planeta. La diferencia es que hace algunas décadas las emisiones de CO2 eran en una porcentajes alto, un porcentaje a tener en cuenta; ahora, estas emisiones, que ya eran peligrosas y de tener en cuenta para la vida del planeta, han aumentado geométricamente su proporción, acelerando en sumo grado el final de nuestra Tierra.
¿Esperaremos sentados, muy tranquilos, a ver el final de nuestro Tierra? Recapacitemos. Pensemos seriamente en que no habrá otra Planeta Tierra una vez destruido éste. Ayudemos a formar una conciencia ambiental y que la “celebración” del Día de la Tierra no sea sólo el 22 de Abril, sino todos los días.